viernes, 24 de diciembre de 2010

El Vuelo 6131

wizzair_avion

14:30 del miércoles 22 de diciembre. Estoy aburrido en el aeropuerto. Tonteo con la PDA con la esperanza de que aparezca un botón nuevo que me entretenga durante tres horas. He comido, me he tomado tres cafés y me he fumado un purillo. Llamo a mi jefe para que me entretenga por un rato pero, ¡que casualidad! Hoy no tiene tiempo para hablar, supongo que prefiere quedar el día de Navidad para hablar de negocios.

En Polonia estamos a 1 grado pero yo tengo un calor de cojones, supongo que pasar esta última semana en Ostrava a -10 grados me ha hecho cambiar el concepto de verano-invierno. Estas Navidades voy a tener que salir a pasear en pelotas como no baje de los 15 grados.

Una buena noticia: el vuelo 6131 remarks "on time" en la pantalla principal mientras que los pobres que vuelen a Sharm el Sheikh van a tener que esperar 45 minutos.

Una chica española de unos 25 años se acerca al bar del aeropuerto y le dice a la camarera (polaca, estamos en Polonia, claro) "Quiero un bocadillo de salchicha" Mientras señala enérgicamente el mostrador. La camarera con cara de sorpresa (y un poco de pánico también) pregunta tímidamente: "sausage?" a lo que la niña contesta: "Noooo!!!! SAAAL-CHIII-CHAAA!!" luego se gira hacia el chico rechoncho que la espera y añade con tono irritado: "esta tía no se entera de naa!" El chico se acerca al mostrador y empieza a señalar las salchichas, igual de enérgicamente que su compañera, mientras reproduce una variedad de onomatopeyas con la boca que ni Tarzán seria capaz de gritar. La camarera no sabe ni donde mirar. Yo recojo mis cosas y me voy para otro sitio.

15:30 He comprado una cerveza de lata y me la estoy bebiendo tranquilamente en el coche mientras escucho música. Llamadme antisocial pero es que no soporto a la gente. La gente con la que quiero estar la elijo yo, creo que tengo (todos tenemos) ese derecho y ahora mismo no me apetece estar en un aeropuerto pulula multitud de gente, y de lo mas variopinta.

Pienso en la pareja de jóvenes que, buenamente, querían comer un bocadillo de salchicha. Ejemplo que corrobora, una vez mas, mis criticas al sistema educativo español, aunque mas que al sistema educativo en general, a la enseñanza del idioma ingles. ¿Cuando dejara de ser el ingles una asignatura mas a olvidar una vez pasado el examen? Todo el mundo quiere viajar al extranjero pero pocos tienen la voluntad de hacerlo dignamente aunque sea con unas nociones básicas del dicho idioma. Reconozco que yo lo aprendí a la fuerza y por motivos laborales pero me arrepiento, como el que más, de haber malgasto mis años de escuela estudiándolo sin ninguna motivación.

Miro la fachada de aeropuerto desde el coche, no es espectacular pero tampoco es fea, su diminutez le da un encanto. A través de sus cristales puedo ver una pantalla donde se esta reproduciendo Astro Boy, me pregunto si habrán pagado los derechos de autor porque sino... ¡¡¡Ramoncín o Sinde se los carga!!!

Mi cerveza se ha acabado, que pena. Voy a echar un meo y a facturar mi vacía (llena después de Navidades) maleta.

17:35 Me subo al avión y mis peores predicciones se cumplen: tengo un niño llorón justo detrás. Me giro para ver la cara de la endiablada criatura y me sorprendo al ver que solo debe tener un par de meses, de hecho creo que todavía tiene restos de placenta por la cara. ¡¡Exagerado!! Pues si, son solo restos de comida que la madre intenta que engulla a través del ojo derecho. Pero nada, el niño lanza unos quejios que ni el mejor cantaor sevillano.

Plan A: dormir las 2 horas 40 minutos que dura el trayecto. ¡¡A tomar por saco!!

Entonces, plan B: escribir tonterías en la PDA hasta que esta se quede sin batería.

El vuelo no puede ser mas agradable, el feto no se calla, un montón de turbulencias y el tío que tengo delante se acaba de levantar para bajarse los pantalones y colocarse bien el miembro.

Apagan las luces del avión y la criatura se calla, ¡¡bieeen!! Por fin un poco de paz. Me acomodo para echar una cabezadilla y…

¡¡¡¡¡¡Kurvaaaaa!!!!!! Se oye con voz aguda e infantil, pero estrepitosamente fuerte, por todo el avión. Me giro: es la hermana del feto. La niña que no aparenta ni cuatro años acaba de asustar hasta al piloto con su taco (kurva significa puta tanto en checo como en polaco). Resulta que la maquinita PSP, Nintendo DS o GameBoy de la puñetera niña se ha quedado sin batería y, ahora, a los llantos del feto se le añaden los de la niña repelente.

¡¡Azafata!! ¡¡Azafata por favor!! Ábrame la ventana que me voy a sentar un ratito en el ala para que me de el aire.

18:20 A parte de fetos llorones, niñas repelentes y exhibicionistas, también hay geeks en el avión. Si, pero esto es bueno, el chico que esta sentado a mi lado acaba de encender el portátil y esta viendo Walking Dead, pero eso si, sin auriculares y con el volumen a to trapo. ¡Pues ala! Voy a ver la tele un rato.

19:10 La niña repelente, en un acto de rebeldía contra su madre, se ha zafado de su asiento y corre pasillo arriba, pasillo abajo mientras chilla (chillar y cantar NO es lo mismo): la-la-la-la-la... La azafata acaba de salir con el carrito de la comida y en su cara se le nota las ganas contenidas de atropellar a la niña. Yo me vuelvo a mi asiento, en la punta del ala del avión. ¡Pero que fresquito y a gustito que se esta aquí fuera!

19:45 Pues finalmente, a los lloros del feto, los chillidos de la niña repelente y los gruñidos de las hordas de zombies del geek se han sumado mis ronquidos. ¡Que siesta más buena me he pegado! ¡¡Jua jua jua jua!! Ahora es mi carcajada la que resuena en todo el avión. La niña repelente que todavía andaba corriendo por el pasillo se acaba de tropezar y se ha dejado todos los dientes en el suelo. Su padre los recoge uno a uno. ¡Animo chaval! a ver si te da tiempo de cogerlos todos antes de que aterrice el avión.

20:30 Por fin estoy en casa, estoy sano y salvo pero creo que este vuelo ha hecho estragos en mi ser, el ejercicio de resistencia psicológica al que me han sometido hoy me ha dejado más trastornado que el protagonista de cualquier novela de H.P. Lovecraft. Ya nunca volveré a ser como antes XD

En fin… ¡¡Feliz Navidad a todos desde YoNOsoyMike Blog!!

lunes, 20 de diciembre de 2010

Por la libertad en la red. ¡NO a la ley Sinde!

Si se aprueba la ley Sinde, internet será una tele más, al servicio del poder. Por la libertad de expresión en la Red. No a la censura. No a la ley Sinde. No al cierre de webs.

sinde

“La campaña alteró los hábitos de miles de internautas”

“El Gobierno no quiere que le estalle en la cara esta protesta, con la de los controladores aún coleando”

“Los cables de Wikileaks revelaron la presión de EE UU contra la piratería”

“Un árbitro actuaría antes de que las denuncias llegaran al juez”

“El Congreso iba a aprobar mañana el texto sin discutir ninguna enmienda”

Leer la noticia completa en El País

sábado, 18 de diciembre de 2010

Nuevos dominios

A partir de hoy se puede acceder al blog, también, desde las siguientes direcciones:

dominioswww.yonosoymike.tk

www.yonosoymike.free

www.yonosoymike.uni.cc

www.yonosoymike.ce.ms

www.yonosoymike.co.cc

www.yonosoymike.cz.cc

Actualización, 3 de marzo del 2011:

Después de casi dos meses con estos dominios gratuitos dados de alta, debo decir que el ÚNICO que recomiendo es el dot.tk (también el más famoso) que puedes registrar aquí. El resto o dejan de funcionar al poco tiempo de registrarlos o son más lentos que el caballo del malo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Buenas intenciones (Etgar Keret)

mi2

En el buzón me esperaba un sobre abultado. Lo abrí y conté el dinero. Estaba todo. Dentro del sobre se encontraba también el nombre del blanco, una foto de pasaporte y el lugar donde podría encontrarlo. Solté un improperio. No sé por qué, ya que soy un profesional, y de un profesional no cabría esperar un comportamiento así, pero la palabrota, sencillamente, se me escapó de la boca. No, no me habría hecho falta leer el nombre, porque había reconocido a la persona de la foto. Grace. Patrick Grace. El premio Nobel de la Paz. Un hombre bueno. El único hombre bueno que yo había conocido en mi vida y, con toda probabilidad, el hombre más bueno del mundo.

Con Patrick Grace me había visto una sola vez. Fue en el orfanato de Atlanta. Allí nos trataban como animales. Nos pasábamos los días en medio de la suciedad, apenas nos daban de comer, y si a alguien se le ocurría abrir la boca lo azotaban con el cinturón. Y a menudo, también, aunque nadie la abriera, el cinturón caía sobre nosotros. Cuando Grace fue, se cuidaron de lavarnos, y lo mismo hicieron con esa cloaca que ellos llamaban orfanato. Antes de que entrara Grace, el director nos instruyó bien: el que se queje de algo lo pagará después. Todos habíamos recibido ya lo suficiente como para saber que no estaba exagerando. Cuando Grace entró en nuestras habitaciones nos mantuvimos callados como muertos. Grace intentó hablar con nosotros, pero apenas le contestábamos. A medida que íbamos recibiendo el correspondiente obsequio, volvíamos junto a la cama. Al darle las gracias, él alargó la mano hacia mi cara. Me encogí. Creí que me iba a pegar. Grace me revolvió el pelo con una delgada caricia y sin decir nada me alzó la camisa. Por aquella época yo había abierto mucho la boca. Grace lo pudo apreciar en mi espalda. Al principio se quedó callado, pero después repitió varias veces el nombre de Jesús. Finalmente me volvió a bajar la camisa y me abrazó. Al abrazarme me prometió que nadie volvería a pegarme más. Yo, claro está, no lo creí. Nadie es bueno contigo porque sí. En aquel momento pensé que era una treta. Sospechaba que en cualquier momento se iba a sacar el cinturón para pegarme. El rato que me estuvo abrazando lo único que yo quería era que se marchara. Se marchó, y aquella misma tarde cambiaron al director y a todo el equipo. Desde entonces nadie más volvió a levantarme la mano.

A Patrick Grace no volví a verlo, pero leí mucho sobre él en los periódicos. Sobre toda la gente a la que ayudaba y las muchas buenas obras que hacía. Era un hombre bueno. Puede que el más bueno de la tierra. Él era la única persona en este feo mundo a la que le debía algo. Y dentro de dos horas iba a encontrarme con él. Dentro de dos horas debía meterle un balazo entre ceja y ceja.

Tengo treinta y un años. Durante mi vida laboral he recibido veintinueve encargos. Los he cumplido todos. Veintiséis a la primera. Nunca intento comprender a la gente que mato. Nunca intento comprender porqué. El negocio es el negocio y, como ya he dicho antes, soy un profesional. Me he hecho con un buen nombre, y en mi profesión gozar de un buen nombre es lo único que cuenta. Porque ni aparecen anuncios en la prensa ni se obtienen puntos al pagar con la tarjeta de crédito. Lo único que trae hasta mí al cliente es la absoluta seguridad de que el trabajo va a quedar hecho. Por eso siempre me he cuidado mucho de no rechazar ningún encargo. Quien compruebe mi trayectoria no se va a encontrar más que con clientes satisfechos. Con clientes satisfechos y con cadáveres.

Alquilé una habitación que daba a la calle, justamente en frente de la cafetería. Le dije a la casera que mis demás pertenencias llegarían el lunes y le pagué dos meses por adelantado. Me quedaba una media hora hasta el momento en que había calculado él iba a llegar. Monté el rifle y gradué el visor de infrarrojos. Me quedaban otros veintiséis minutos. Encendí un cigarro. Intenté no pensar en nada. El cigarro se consumió y lancé lo que quedaba de él a un rincón de la habitación. ¿Quién querría matar a una persona como ésa? O el mismísimo diablo o un loco. Yo conocía a Grace, él me abrazó cuando yo todavía era un niño, pero el negocio es el negocio. Si te dejas vencer una sola vez por los sentimientos, estás acabado. De la alfombra que había en la habitación empezó a salir humo. Me levanté y pisé la colilla. Dieciocho minutos más, dieciocho minutos más y ya estaría. Intenté pensar en fútbol, en Dan Marino, en una puta de la calle 42 que me la mama en el asiento delantero del coche. Intenté no pensar en nada.

El llegó puntualmente a la hora; lo reconocí por la forma de andar, como si flotara, y por el pelo, que le llegaba hasta los hombros. Se sentó en una de las mesas de la terraza, en el sitio más iluminado, de manera que quedaba completamente de cara a mí. El ángulo de visión era perfecto. La distancia, media. Ese disparo podría hacerlo con los ojos cerrados. El punto rojo le apareció junto a la sien, un poco a la izquierda. Lo corregí hacia la derecha todo lo que pude y contuve la respiración.

Justo en ese momento pasó por allí un viejo con toda la casa metida en unas bolsas de plástico, un vagabundo, y es que la ciudad está llena de ellos. En la acera de la cafetería se le rompió una de las astas. La bolsa se le cayó al suelo y de ella salió rodando todo tipo de porquerías. Vi cómo a Grace se le tensaba el cuerpo por un instante, cómo torcía la boca muy ligeramente para enseguida levantarse a ayudar. Rodilla en tierra sobre la acera recogió periódicos y las latas vacías y las fue metiendo en la bolsa. El visor no había perdido el encuadre ni por un segundo. Su rostro era mío. Llevaba el punto rojo del visor grabado en medio de la frente como una joya hindú. Su rostro era mío, iluminado como estaba por la sonrisa que le brindaba el viejo. Como los cuadros de los santos que cuelgan de los muros de las iglesias.

Dejé de mirar por el visor. Clavé la mirada en el dedo del gatillo. El dedo se deslizaba en paralelo al guardamonte, tieso, casi retirado, sin intención alguna de actuar, no tenía sentido seguir haciéndome ilusiones, porque el dedo, sencillamente, no lo iba a hacer. Acerrojé el arma echando el seguro hacia atrás. El proyectil se deslizó fuera de la recámara.

Bajé a la cafetería con el rifle en la maleta. En realidad ya no era un rifle, porque había vuelto a convertirse en cinco inofensivas piezas. Me senté a la mesa de Grace, enfrente de él, y le pedí un café a la camarera. Grace me reconoció de inmediato. Yo era un niño de once años la última vez que lo había visto y, sin embargo, me reconoció sin dificultad ninguna. Hasta se acordaba de mi nombre. Dejé el sobre del dinero encima de la mesa y le dije que alguien me había contratado para que lo matara. Intenté comportarme con sangre fría, que pareciera que ni por un instante había sopesado la posibilidad de cumplir con el trato. Grace se sonrió y dijo que ya lo sabía. Que era él mismo quien había mandado el dinero en el sobre, que deseaba morir. Me puse a tartamudear un poco. Le dije que porqué. Le pregunté si padecía alguna enfermedad incurable.

—¿Una enfermedad? —se rió—, pues algo parecido. —Y al decirlo se le volvió a torcer la boca, como antes, con el mismo gesto que le había visto desde la ventana, y después se puso a hablar—. Desde niño padezco una enfermedad. Sólo que nadie ha intentado curármela, a pesar de que lo síntomas están muy claros. Les regalaba a los otros niños mis juguetes, nunca mentía, nunca robaba nada. Incluso en las peleas del patio de la escuela nunca tuve la tentación de devolver los golpes, sino que siempre me cuidaba de poner la otra mejilla. Mi bondad convulsiva sólo fue empeorando con los años, pero nadie quería ayudarme. Si, por ejemplo, hubiera manifestado una maldad igual de compulsiva, enseguida me hubieran llevado al psicólogo para intentar detenerla. Pero, ¿Cuándo eres bueno? A la sociedad le resulta muy cómodo ver siempre satisfechas sus necesidades a cambio de alguna que otra expresión de asombro y unos pocos halagos. De manera que yo no hice más que ir de mal en peor. Tanto, que hoy ya no soy capaz de comer sin que, en cuanto me meto el primer bocado en la boca, no esté buscando a alguien con más hambre que yo para que se termine la comida. Y por la noche no consigo conciliar el sueño, porque ¿cómo va uno a pensar en dormir tranquilamente en Nueva York cuando a veinte metros de la casa de uno hay personas congelándose en los bancos de la calle?

Aquel gesto torcido volvió a apoderarse de la comisura de su boca y todo el cuerpo le empezó a temblar.

—No puedo seguir así, sin dormir, sin comer, sin amor. Porque ¿a quién le queda tiempo para amar con tanto sufrimiento como tenemos a nuestro alrededor? Esto es una verdadera pesadilla. Tienes que entender que yo nunca quise ser así. Es como estar endemoniado pero al contrario, como si estuvieras poseído por un ángel. ¡Maldita sea! Si por lo menos se tratara del diablo, hace ya tiempo que alguien se habría ocupado de acabar conmigo, pero ¿así? —Grace soltó un breve suspiro y cerró los ojos.

—Escúchame bien —continuó—, todo el dinero está aquí. Tómalo. Sube a cualquier balcón o azotea y acabemos con esto. Es que yo no puedo hacérmelo a mi mismo, y cada día que pasa es peor. Para mí, sólo el hecho de haberte enviado el dinero, de mantener esta conversión contigo —y se enjugó el sudor de la cara— me resulta difícil, muy difícil. No estoy muy seguro de tener el valor de volverlo a hacer. Así que, por favor, sube a cualquier terraza y acaba con esto. Te lo suplico.

Me quedé mirándolo. Vi su torturado rostro, como el de Jesús en la cruz, exactamente igual al de Jesús. No dije nada. No sabía qué decir. Por lo general siempre tengo la frase adecuada y lista para ser disparada, sin importarme que sea contra un cura confesor, una puta o un agente federal. Pero, ¿con él? Con él me había convertido de nuevo en el niño asustadizo del orfanato que se encoge ante cualquier gesto brusco. Se trataba de un hombre bueno. El Hombre Bueno, nunca sería capaz de liquidarlo. De nada serviría intentarlo, porque el dedo, sencillamente, no iba a doblarse.

—Lo siento, señor Grace —susurré al fin—, es que sencillamente no…

—Sencillamente no puedes matarme —sonrió él—, no te preocupes, quiero que sepas que no eres el primero al que le pasa. Dos más ya me han devuelto el sobre antes que tú. Según parece forma parte de la maldición. Sólo que tú, con lo del orfanato y todo eso —añadió, mientras se encogía de hombros—, como cada día que pasa estoy más débil, no sé muy bien por qué había pensado que podrías devolverme el favor.

—Lo siento, señor Grace —susurré, con lágrimas en los ojos—, si yo pudiera…

—No te preocupes —dijo—, lo comprendo. No pasa nada. Deja la cuenta —sonrío al ver el billete que yo había sacado—, que invito yo. No admito discusión. Además, ya sabes, tengo que invitar yo, porque es como una especie de enfermedad.

Empujé el arrugado billete de vuelta al bolsillo. Le di las gracias y me fui. No había dado más que unos pocos pasos cuando oí que me llamaba: había olvidado el rifle.

Volví a cogerlo. Me maldije para mis adentros porque me sentía como un aficionado.

Tres días después de aquello, en Dallas, le disparé a cierto senador. Fue un disparo complicado. Doscientos metros, medio cuerpo, con el viento de lado. Murió antes de tocar el suelo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Hukvaldy. Czech Republic

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Hukvaldy is a village in Czech Republic, in the Moravian Silesian region. The village is situated under the ruins of one of the largest castles in Moravia. Hrad Hukvaldy.

Hukvaldy is, as well, the birthplace of the composer Leoš Janáček.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Blanes. Spain

I will make a break of all this campaign about Julian Assange’s freedom (but just until tuesday 14th December!), and we will relax with a bit of photography.

Honestly, it is an honour for me to dedicate this post to the town where I was born, with these pictures I made last summer.

So this is Blanes, a tourist town on the Costa Brava of Girona in Catalonia.P100092638445_138130906220405_100000704896554_230522_7765371_n39801_138130666220429_100000704896554_230511_338374_nDSCF1504

http://es.wikipedia.org/wiki/Blanes

By the way, I just want to say that all the pictures I am posting lately with the tag “Fotografía” are made by me (only me ;D) with my powerful and wonderful camera that I showed to all of you some time ago in this post.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Freedom forever

2259-944-533

“Remember, remember, the Fifth of November. The gunpowder, treason and plot. I know of no reason why the gunpowder treason should ever be forgot”

“Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre. Conspiración, pólvora y traición. No veo la demora y siempre es la hora para evocarla sin dilación”

Operation Avenge Assange

http://anonops.net/

http://anonops.blogspot.com/

http://twitter.com/JPBarlow

http://sourceforge.net/projects/loic/

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Do you want to know a secret???

Julian Assange has so many of them and that is why he is now in prison. On December 7th Mr. Assange was arrested over allegations of sex crimes in Sweden. There you have it, politicians from United States of America. I knew this was going to happen and it confirms my theory: a man who face the biggest and the most corrupt goverment in the world cannot walk on earth. So here we have a nice lesson for the children today: if you tell the truth, you will get nailed.

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julian_assange_vs_obama

Luckily, we have this post from @wikileaks Twitter:

"Today's actions against our editor-in-chief Julian Assange won't affect our operations: we will release more cables tonight as normal"

I hope they will still be a pain in the ass to all of this crappy governments for a long time. My support to WikiLeaks and his founder Julian Assange.

sábado, 4 de diciembre de 2010

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